La Historia

de la carpintería de armar

El proceso de creación de una armadura de madera, estructura u obra de ingeniería, requiere de una serie de labores y habilidades que exigen gran esfuerzo, capacidad física extraordinaria y que a lo largo de los siglos fueron perfeccionándose

La imagen:

  • Estructura de la cercha diagonal de la flecha de la Catedral Notre-Dame de Paris

Históricamente el ser humano se ha ayudado para llevar a cabo estos procesos con animales adiestrados para tal fin, principalmente caballos y bueyes, ha aprovechado también el curso y la corriente de los Ríos para acopiar el material necesario para cada obra.

Ha sido asistido por sus grandes compañeros, los Forjadores y Herreros, que han proporcionado los útiles indispensables con los que abatir, lablar y unir las piezas. La capacidad para representar y ordenar en el espacio los elementos que tras ser ensamblados y armados dotarían de fortaleza y resistencia al edificio, han tenido como grandes protagonistas al compás y la escuadra, que han “bajado del aire” los elementos (incluso mal labrados o en rollizo) representándolos en el suelo o en el papel para conocerlos en detalle y así poder trazar los cortes necesarios que permitirían una vez en su sitio esas uniones tan perfectas. Para tal fin se ha requerido inventar herramientas que facilitaran el levantamiento incluso de grandes pórticos sin dificultad.

Así se han podido llevar a cabo espectaculares edificios como el palacio de Westminster o la cúpula del salón de Embajadores en Sevilla, máximos ejemplos de búsqueda de la perfección.

Más allá de toda esta grandeza existen infinitos ejemplos de edificios hechos para y por las personas llanas, no exentos sin embargo de belleza, ya que son fruto de toda una evolución y dedicación de excelentes artesanos.

La imagen:

  • El Salón Westminster es la parte más antigua del palacio Westminster. Fue construido en 1097. El techo artesonado fue diseñado por Henry Yevele y Hugh Herlan.
    Medidas 21 por 73 m.

Trabajamos con ahínco e ilusión para que nuestros jóvenes se apasionen por este bello oficio ya sea como carpintero de armar, como maestro de obra, como arquitecto o como ingeniero. Para que la sostenibilidad se haga realidad, porque la madera estuvo, está y estará acompañándonos, a pesar de todo.